domingo, 18 de noviembre de 2007

Cuento para la mirada

San Miguel de Allende, Guanajuato FIC 25-10-2006

“En la tibieza del tiempo todo consiste en morir y dejar crecer las sombras que apagarán los recuerdos de lo que alguna vez nos provocó sueños. Ya nadie dice nada en este pueblo sin ruidos, porque los hombres viven murmurando como grillos sobre las brasas de la tierra. Retazan suspiros y esperan que el día desbarate las sombras para perderse en la tibieza del tiempo ”.

Una narración circular es lo que es la exposición “Paisajes interiores” de Rogelio Cuéllar en el Centro Cultural El Nigromante en San Miguel de Allende, Guanajuato. Los títulos de su obra tan sólo enmarcan su belleza y su misterio. Nos invitan a jugar y unir aleatoriamente imágenes y textos, como un rompecabezas personal para cada observador, una historia a la medida de quien se atreva a descender a su vientre y escucharse. Las fotografías de Rogelio parecen yantras, mantras visuales que nos llevan a meditar sobre lo que somos: tiempo, espacios, silencio, espera, sueños. No son necesarios los retratos, lo que el ser humano habita, sus lugares y herramientas han sido personificados por la mirada de Cuéllar y hablan de su esencia.

Una ventana abierta y el espacio que se expande por entre su marco, lleva por título “Apagando mis recuerdos”; una esquina y la sombra de un árbol proyectada sobre el edificio es “Vi crecer sombras”; una silla se llama “Comencé a llenarme de sueños” y en cada imagen permaneces, observas, sientes. Reflexionas sobre el tiempo y las transformaciones que suceden en él. Esos cambios son lo que miden nuestra vida, los que dan cuenta de ella, los que nos permiten crecer.

Cualquiera puede perderse en un mundo de espejos fabricados a la medida de nuestra necesidad por sentirnos bien. Pero las pérdidas, también son reflejo, realidad y verdad. La fotografía “Puede usted perderse” muestra la esquina de un inmueble con anuncios publicitarios viejos de refrescos como Crush y cigarros como Faros, en medio una flecha que indica el tránsito. Tan desconectados de nosotros mismos estamos en ocasiones que necesitamos que nos digan para dónde ir, ya no resulta extraño, es sólo una oferta más del espectáculo “vive sin complicaciones” en que hemos convertido la vida. Por eso la mirada de Rogelio Cuéllar nos transporta a la intimidad, a lo que es e impacta sin maquillaje, sin retoque, sin efectos.

Su experiencia en la fotografía es evidente, su trayectoria, sus premios, su amor por enfocar lo contundente, lo veraz, es tangible en cada hilo del telar que somos. Indudablemente vibramos ante su lenguaje visual, los invito a sentirlo, las exhibición permanecerá hasta el 26 de noviembre. Un cuento para la mirada es el trabajo de Rogelio Cuéllar, una narración que nos abre el encuentro con nosotros mismos y con la aventura de lo que creímos sólo un recuerdo, pero termina siendo vértice de lo que ahora nos define.

No hay comentarios: